Relaciones especiales del tercer tipo.

Photobucket


Lo magnifico de la vida es que puedes sentirte bien, disfrazandote de un hombre simple, de 20-21 años, con cabello alborotado, ojos oscuros, piel blanca, nariz absurda, tiempo muerto.
La noche tiene esa patética noción de conocernos, enamorarnos y petrificarnos, mientras los demás fornican como lobos y siembran en sus bosques, en su puto dolor insípido que no conoces: todos los días quisiera morirme mil veces, y no puedo. No porque no quiera, ni porque no lo intente, sencillamente soy tan idiota que no puedo matarme sin temer fallar en el intento.
Y ninguno de los dos, o tres va a París, nunca. Estamos muriendo y nadie nos oye, porque somo muchos, porque somos todos, y somos nada ni nadie, porque no pensamos, no vivimos, no existimos.
Bonito señor que no sabe que sabe, sino que muere conociéndose los pies. Heriré tu pueblo y tus pensamientos de mosca, tsss, tsss, tsss...
Tendremos una cita. Te pondrás cómodo. Te tomaras un vaso con agua. Todos lloraremos. Tu bailaras sobre mi cadáver. Todos reirán. Yo estaré muerto.


Veo las bellas luces de martes sobre aquellas casas lejanas que no conozco y que parecen sumamente familiares.Quizás no soy yo. Quizás eres tu.
Este clima no ayuda, me siento menos hombre y más. Quiero ser un grano de arroz, y perderme en algún rincón oscuro, de donde jamás pueda salir.
Quiero irme, sin ti, al vacío.
Cuando despiertes, te tendré una sorpresa: no fui yo, no estoy.
No estaré.
Nunca he estado.
He mentido, he fallado.
Hola, mi nombre es Joseph.
¡Caíste!
 
 
Copyright © Hell Chico
Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License