Despertar.


un buen día te despiertas, afilas las armas, subes las cortinas, levantas las banderas, cortas las amarras, sudas, miras el reloj, repites una oración secreta, escuchas el silencio del espacio, suspiras.
un buen día despiertas y te das cuenta, sin duda, te das cuenta de lo poco que vale todo, y de lo importante que es la materia, y lo inherte, y te peinas, te recoges el cabello, juegas con tus dedos, respiras.
Un buen día te despiertas, enciendes un cigarro, fumas, enciendes tu cama, sigues fumando, caes.
Un buen día tu cuerpo se esfuma y tú, sujeto al verbo, al hacer, y despiertas y estás de nuevo ahí, en esa cama que parece tumba, con el mismo espejo roto, el mismo olor a cesped recien cortado.

Un buen día despiertas y entre penumbras enciendes un último cigarro,
fumas, lloras, buscas la benzodiazepinas
debajo de la cama, bebes.
Los próximos minutos solo necesitaras soportar el dolor estomacal,
el ruido de tu cuerpo al destruirse, y luego, despúes de unos cuantos minutos, cerraras los ojos, respiraras, dormiras.
Un mal día no despiertas,
no respiras, no eres nada.
Fin.
 
 
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