Esta es una prueba. Un juego de alguien que no sabe que todos estamos ahí bañados en las cenizas de algún otro país. Sé que me siento un poco presionado por el trabajo, es todo, no tendré porque dañarla, porque escribir algo insano. Revolver que estrangula a un niño que cae en picada hasta un vaso lleno de agua; el niño no caerá dentro, revolver. Gracias Susana, gracias por quedarte sentada al filo de mi cama, perdona el olor a orines y a vomito. Perdona haberte traído tan tarde para ver cómo me pierdo en mi casa de ratones, en mi cloaca; ríete, si, ríe mucho mi hermosa Susana. No, yo sé que no te llamas así, también perdona por eso... Un gato que se derrite en un microondas activado, el gato no puede escapar, el gato explota, el gato está muerto, el gato soy yo.
Estoy al borde, ligeramente inclinado sobre el respaldo de mi auto, sujeto de solo la llanta trasera, de mi equilibrio, y ¿qué crees?
Desconozco el significado de amor.
Susana, amor mío, no llores porque te miro de esa manera, es que tengo miedo, te temo, te amo, te mato.
Resucitaste en mí la aurora de los escorpiones, me has llamado de nuevo, incluso cuando te he pedido que te escondieras, que me dejaras desnudo en mi habitación desordenada, llena de silencios que te vuelven nada. Tengo varios amigos, pero ya no me visitan, se han muerto. Para ti es fácil decir te amo, para ti Susana.
Para mí es difícil no sentir estas irremediables ganas de salir corriendo de este cuerpo y volar como lo hacen las hojas que mueren en otoño. Tú morirás en otoño, sino más recuerdo. También recuerdo, amor, linda, que en un sueño vi que llovía y el lago que nos separa se volvía de fuego. Vi que tu llorabas, Susana y luego me di cuenta, me vi en tu cuerpo como pequeño animal que esta por morir y vuelve a su refugio mundano de pasiones ajenas, a la matriz, al hueso. El lago sigue ahí, separándote de mí. El lago se llama cosmos, el lago. Tú debes ser... ¿Susana? ¡Susana!
Te he olvidado así 468 000 veces,
¿Susana?
Quiero que sepas que pronto olvidare como escribir, olvidare todo.
Quiero que sepas que contigo supe lo que significa amar a alguien hasta la muerte,
O la enfermedad.
Susana, cariño, no dejes prendida la estufa.
Susana eras tan bonita...
Eras un mar y su cielo padeciendo del rojo enfurecido,
Parecías mi sangre galopando por el cuerpo de Siberia.
Tu nombre gritaba frente a los montes cavernosos más altos,
frente a la ciudad que todo lo escupe y rechaza:
Tu nombre.
Mi cuerpo.
Tus manos.
Mi boca.
Susana, perdona por hacerte daño de esta forma. No puedo con los celos. No puedo conmigo. No conozco otra manera de darle sentido a mi vida. Tengo miedo. Me escurro. No conozco nada. Te olvide. Me quisiera morir. Te quisiera matar. Juego con tus cabellos cenizos. Juego con lo que ha quedado de tu rostro. Perdona porque el rubor no te ayudara. Perdona porque tengo que callarme el dolor de verte convertida en un adefesio que me devora con un rencor profundo; me lo he ganado. Ya no sabré si tienes tristeza o eres feliz. Simplemente no tienes rostro.
Envidio a los hombres porque lo tienen todo.
Susana, tú eres la mujer que no tiene rostro.
Susana un tigre que salta como caballo sobre mi cuerpo, míralo seducirme, míralo al filo de la cama donde te he encadenado. Susana.
Lo siento pero tengo que irme, tengo que, déjame ir... déjame. Susana quítame la cadena, Susana no me mires porque no sé a dónde mirar. Susana perdóname. Susana en Pakistán. Susana abrázame y vuela, huye.
Que miedo tener que seducir la aurora de tu cuerpo inerte antes de que se haya podrido. Perdona por haberte matado, por haberte dado vida, por todo...
Déjame un poco de leche en el vaso, muele bien las pastillas, déjame solo. Báñame, desnúdame, despídete.
Que linda se ve esa niña llamada Susana al salir del colegio al medio día...
Me encantaría conocerla. Lástima que estoy enfermo. Supongo que si no lo estuviera estaría libre, y si fuera libre no se qué haría, ni que sería. De lo que estoy seguro es que nadie me amaría.
