The Horror Has Gone: The boy you wish I was


Debo reconocerlo, he mentido mucho, de pensamiento, palabra pero nunca en obra.
Podríamos fingir que somos delfines y coronarnos reyes de la felicidad sin tener si quiera de a que me refiero con el termino feliz, pero no importa, sencillamente algo de naturaleza bizarra apareció en mi vida de pronto y sin dudarlo, en una calle vieja de Barcelona, dónde los tigres blancos hablan con acento oportuno y buen discurso; ahí mismo me detuve, una tarde lluviosa que no permitía tregua ni holgazanería de mi parte. Con los Euros suficientes y necesarios para cenar en el café de la esquina, algo ligero pero eficaz, dentro de unas horas quizás tenga más hambre y entonces iremos a cenar, cuando vuelvas del museo y yo por fin concluya por fin mi ensayo con la compañía. Seguro me llamaras cuando decida correr al café, cuando decida mojarme por culpa de mi gula, quizás culposa y llena de nebulosas optimistas que tanto disfruto en tus negras ausencias. Entonces cruzare, o cruzo, o cruce y mire que estaba cerrado, y yo, como de costumbre añeja, di un grito de elemental ira y me volví, mojado, hambreados y solitario al piso que hemos rentado desde hace dos años que vivimos aquí, que viviremos, que vivieron...
Al llegar, asombrado te vi de espaldas a mi, frente al monitor, conversando con tu hermana, esa mujer tan afilada y con el tino grave, siempre dispuesta a hacer de sus comentarios un dilema, ella me saluda, tú cierras el sistema, dices tener una sorpresa para mi: Me secuestras. Me tomas rehén y me llevas a un lugar secreto que todo mundo conoce, pero que es secreto entre tu y yo y entonces no importa lo demás, ese lado de la playa que recuerdas mi favorito, que sabes mi favorito entre todos los rincones de este lugar. Me llevas con los ojos vendados y yo adivino a la primera que estamos cercanos al mar y que la arena fina que se esconde entre mis dedos de los pies no pertenece sino a nuestro fragmento favorito del mundo. No le tomamos más importancia al estado del tiempo y sus efectos colaterales, sabes perfectamente que no pasara nada malo, que siempre todo es increíble al lado uno del otro. Sabemos que nada fallara, que todo esta bien, que somos jóvenes, que necesitamos huir de vez en cuando y perdernos en los laberintos del albedrío. Te miro en cuanto puedo y me permito todo, me hace feliz tu vida, que existas, lo celebro día con día. Yo te amo.
Con lluvia en mi cuerpo, curioso, sonrío porque se que será estupendo mirar el mar, junto a la lluvia, junto a ti, algún día de agosto, y besarte tantas veces... y decirte, por supuesto, te lo dije.


 
 
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