Auf Wiedersehen


Te esperare, como esas mujeres que mueren de pie frente al mar, mirando sus almas volverse aves, y las aves volverse mar...
Te tocare con mi manía, ya sabes, un poco sucia y despoblada, ligeramente absurda y con tono mediocre cuando se concentra en hacerme padecer un ridículo.
No te esfumas, te despides con notable escalofrío, y dentro de unos días, ridículamente presentados por el azahar y la inmundicia, la respirada oquedad que genera, eso, y nada: al volver quitate los zapatos, bañate, baila, y besame, no me olvides.
No lo hagas, por favor. Sabes bien que te amo y nada cambiara eso, nada.
Soy un infeliz, lo sabes, no cambiara tampoco, soy así o más mediocre.
Vamos, que sea una maravillosa prueba, un juego más.
Dejemos que pasen los días y vengan los meses, en caravana, con animales, lujurias y pesares...
Vamos; no olvides tu vives, yo vivo.
Tú mueres, yo muero.
Esa es la promesa y juramento
No olvides las postales, las manías, los regalos, las prisas y los recuerdos.
Te amo, dependiendo del estado del tiempo, de mi tiempo, y del tiempo que nos domina;
regresa a mi y continuemos.
Vaya, que los cielos grises colmen tus días próximos, y seas, llenamente, un chico feliz.

Te ama,
tu niño.


 
 
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