Muertamante





Ocurre que las manos me solapan el alma,
las venturosas llamas que nos encadenan;
mira aquellas sombras bailar con ellas,
luces misteriosas que nos detienen...
Niño noctambulo, no los escuches.
El mar y sus voces, las voces se quiebran,
luna de cuervos, pájaros errantes;
todos terminan en algún lugar.
Espectros penetran mi firme corteza.
Susurros que acosan,
pesadillas,
noches que se confunden con cuerpos,
cuerpos que se pierden en la niebla.
Si, es tu madre,
esa que te llama por las noches entre sueños.
Oye su voz de sirena,
siente sus dientes de diablo.
Perdona por mentir,
por no hacerlo,
por jugar contigo.
 
 
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