-Madre, bien sabes que no me gusta ver el cielo, me enferma. Me recuerda la música, y bien sabes que me gusta mucho; también sabes que me pongo muy mal al oir a gente hablando de música... Me duele pensar que no tengo dedos, que no tengo ojos para mirar a lo lejos y ver el final de las cosas humanas, y ver el principio de las cosas con gracia. Madre, no debiste sacarme, no debias, me hara daño...